Fortaleza Perdida

Te busco en los suspiros de mi ocaso,

en su rubor, en su denso mutismo,
en su éter y donde quiera que paso.

¿Sabes? Mi fe resbaló en un abismo

y en esa profundidad, desfallece

sin exigir nada, sin dramatismo.

Pero si vieras cómo me entristece

ver que sin ella, mi alma se congela

y mi buen lucero desaparece.

Fortaleza, ven y con tu acuarela,

retoca y vigoriza mi esperanza

que tiembla como la luz de una vela...

O como mi sueño que en lontananza,

oye en la sombra tu hechicera risa

idílica ilusión, canto, romanza.

Te necesito. Sin pausa y de prisa,

para ceñir con amor mi  presente

y rescatar la fe... con tu sonrisa.

ISABEL.

27/09/13.

Necesito

De amor, hoy estoy necesitada

y me atrevo a preguntar.

¿Quién me obsequiaría una flor

para borrar un recuerdo que es tortura?

¿Quién con improvisados versos

puede lograr que vibren de emoción

mi alma y cansado cuerpo?

Si saben de alguien que transmita cariño

tal cual lo preciso,

les ruego que no callen su nombre

y lo digan al momento.

Porque insistiré en averiguar,

quién me puede ofrendar su amor

a través de una fresca rosa

o de enternecedor poema.

Quién. ¡Quién!

ISABEL.

21/09/13.

Rompe el día

Amanece.

Duermen ahora las sombras de la noche,

pero mis párpados aún sueñan contigo.

Pestañean con somnolencia

como al canto de tu voz

o al arrullo de tus brazos.

Irrumpe la alborada.

La luna apagó sus luceros.

Sin embargo, mis ojos permanecen cerrados.

Se resisten a ver el escenario de la realidad,

porque en él tú no estás presente.

Amanece.

Pícaro y jovial, el sol nos saluda;

ceden las miradas a su calidez

y al mover de la vida…

Resignados, mis ojos se agitan

y se abren sonriendo débilmente.

Aceptan reanudar su rutina

al recordar que al fin de la jornada,

te verán en el huerto de mis deseos...

Que allí, anhelante y enamorado,

cada anochecer me esperas.

Irrumpe la alborada.

Silencia con su vivo esplendor, mi sueño...
Mi pasional fantasía.

ISABEL.

15/09/13

Septiembre, te Quiero.

Septiembre, declaro que te amo.

Especialmente en tus maravillosos días

en que rendimos homenaje

a los héroes que al país forjaron.

Celebraciones que se coronan

gustando típicos platillos y tequila,
al alegre son del mariachi.

Te amo en la aflicción de tu cielo

al recuerdo de aquel sismo de terror

que segó miles de vidas,

demoliendo casas y edificios.

Y en tus albores de ensueño y bruma,

en tus preclaros ocasos de ambarinas pinceladas

y sonrojos encendidos.

En tus lluvias de adiós al verano,

con los primerizos soplos de otoño, ¡te amo!

También, con orgullo te abrazo,

porque eres el mes de mi México,

el del alborozo a la sazón de sus ideales.

Y me prendo a tu temple fraterno
inhalando tu sutil aroma a hojarasca,

hálito de nostalgia… y libertad.

Septiembre: ¡Cuánto te amo!

ISABEL.

08/09/13.